Tras los Miedos de tus Hijos: ¿Cuándo Preocuparse?

Todos los niños experimentan miedo, ya sea heredado de sus padres o adquirido a lo largo de la vida a través de experiencias. Es posible que tu hijo tema a la oscuridad, a las alturas, a las arañas o a los insectos, lo cual es completamente normal.

Observa tus propios miedos y verifica si comparten alguno con tu hijo, ya que los niños aprenden y replican comportamientos observados. El miedo, en su justa medida, ayuda a los niños a ser ávidos ante peligros reales, como cruzar la calle con cuidado para evitar accidentes.

Lamentablemente, muchos miedos infantiles (y también de adultos) son imaginarios, como creer en la presencia monstruos en el armario o debajo de la cama, lo que puede desencadenar ansiedad si no se distingue entre miedo real e imaginario.

Los niños con ansiedad pueden experimentar dificultades para dormir, dolores físicos frecuentes, rigidez muscular, evitar actividades por miedo, llanto fácil, temor a estar solos y conductas hostiles o agresivas.

¿Cuándo es necesario buscar ayuda? Los niños cuya calidad de vida se ve afectada por la ansiedad requieren tratamiento psicológico. Los padres también necesitan orientación para manejar las situaciones de ansiedad de sus hijos y aprender estrategias efectivas para brindar apoyo emocional.

La ansiedad puede crecer tan rápido como una bola de nieve, por lo que si tu hijo presenta síntomas de ansiedad, es fundamental buscar ayuda profesional. Estoy aquí para acompañarte en el proceso psicológico de tu hijo.